En estos días festivos, coincidiendo con otro encuentro entre amigos, decidí regalar a cada uno de sus hijos adolescentes algún libro mío: para el mayor -16 años- esos "Cuentos de carbón" (Mariposa Ediciones) que rescata a base de relatos tantas criaturas mágicas relacionadas con la Minería leonesa; para el pequeño -13 años- esas "Catorce lunas menguantes" (MAR Editor) que pretenden sensibilizar mediante cuentos sobre el respeto a la Naturaleza y los efectos perversos del cambio climático.
Al sentirnos la intención, su madre ya me advirtió de que a sus hijos no les gustaba la lectura, pues eran más de jugar ante cualquier pantalla de ordenador... Y al darles sus ejemplares en persona, ofreciéndome de paso para firmar una dedicatoria, los dos fruncieron su entrecejo respondiendo al unísono: ¡Nosotros no somos de leer!
Atendiendo a datos recientes, quizá de mayores, ambos podrían encuadrarse en ese tercio largo de españoles que no leen nunca o casi nunca... ¡Y que, con dicha actitud, no saben lo que se pierden! Entre otros, estos diez beneficios que la propia Ciencia otorga a un hábito tan positivo como ese: aumentar la inteligencia, estimular la creatividad, ejercitar la memoria, activar la empatía, disminuir el estrés, estimular otras habilidades, alargar la esperanza de vida, evitar el insomnio, mejorar la toma de decisiones y hacernos sentir más felices.
A sabiendas de todo ello, sin comparaciones ni juicios para con nadie, en nuestra casa lo tenemos claro: ¡Nosotros sí que somos de leer!
No hay comentarios:
Publicar un comentario