miércoles, 8 de agosto de 2018

Decálogo del buen palíndromo

De siempre me han atraído los decálogos. No en vano, he elaborado varios: Decálogo para un envejecimiento saludable (que asumiría el Proyecto Solidario los Argonautas, con quienes colaboro), Decálogo para un voluntariado responsable (que publicaría el Boletín de Bioética de la Universidad Complutense), e incluso aquel decálogo de vida publicado en mi novela "Siete paraguas al sol".
Recientemente he leído otro decálogo singular, elaborado por Pere Ruiz en el año 2005 y avalado por el Club Palindromista Internacional, que me resulta tan curioso como interesante: el Decálogo del buen palíndromo (esas frases capicúas que se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda). Dice así:

1. El buen palíndromo ha de expresar una idea, constituyéndose como fuente válida de comunicación escrita. 
2. El buen palíndromo ha de contener las palabras necesarias para narrar de forma clara y sucinta la idea tratada, evitando en lo posible los accesorios o complementos lingüísticos que suelen configurar su inicio y final y que no aportan nada necesario a su función comunicativa. 
3. El buen palíndromo ha contener un valor literario, igual al de una buena cita, buen refrán o aforismo, con capacidad de perdurar en la memoria colectiva. 
4. El buen palíndromo ha de ser gramaticalmente correcto. Artículos, pronombres, tiempos verbales y ortografía que correspondan a cada frase se han de cuidar en detalle. El palíndromo, siendo una frase simétrica, ha de fluir con naturalidad, de forma que no sea simplemente el resultado de una expresión forzada. 
5. En la cantidad de palabras y letras usadas radica una de las dificultades del buen palíndromo. Como más largo, más difícil es mantener la pureza de la idea expresada. El más meritorio será el más largo siempre que sea capaz de conservar los valores definidos en este Decálogo. 
6. Por su función comunicativa el buen palíndromo será aquel que esté dirigido a cualquier tipo de lector, contando para ello con toda la variedad expresiva de una lengua. 
7. El uso de letras poco frecuentes aporta riqueza a la creación palindrómica, así como la exploración de palíndromos que incluyan léxico poco usado aún en el género. 
8. La capacidad de sorpresa y el ingenio están entre las mejores virtudes del buen palíndromo. 
9. El ritmo armónico del texto, así como el grafismo visual son gusto para los sentidos del oído y la vista. El palíndromo que cuide especialmente estos aspectos, contará con un valor artístico añadido. 
10. La pureza del palíndromo en busca de la simetría total, en cuanto a signos de puntuación, coincidencia de sílabas tónicas y átonas, así como espacios entre palabras, pueden convertirlo si además cumple todos los demás puntos del Decálogo, en un Palíndromo Perfecto.

viernes, 3 de agosto de 2018

El día que me plagiaron

Leo la noticia de que un presunto poeta ha sido condenado a quince meses de prisión por haber plagiado la obra de otros dos autores reconocidos "con ánimo de obtener un beneficio económico ilícito". De hecho, llegó a ganar sendos certámenes literarios de prestigio; entre ellos el Premio Alfons El Magnànim 2015, con un importe de 10.000 euros. Si tal y como parece ha quedado demostrado que obró así, dicha condena me resulta de justicia.
Al tiempo me viene el recuerdo de aquel día en el que un adolescente copió mi cuento titulado "El amor azul marino" -curiosamente, el primero que escribí- y lo presentó al concurso literario de su colegio, obteniendo el máximo galardón. Lo supe cuando salió publicado en la web del centro y Google Alerts me lo advirtió, dado que ni siquiera le había cambiado el título.
Evidentemente, ambos episodios son muy diferentes. En el que a mí me afectaba, no hubo intención de lucro, al menos monetario. Todo se enmendó con un escrito mío, mil disculpas suyas avaladas por la dirección del colegio -no en vano, le retiraron el trofeo que había conseguido-, y esa lección de honestidad que aquel joven cuentista jamás olvidará.