viernes, 3 de agosto de 2018

El día que me plagiaron

Leo la noticia de que un presunto poeta ha sido condenado a quince meses de prisión por haber plagiado la obra de otros dos autores reconocidos "con ánimo de obtener un beneficio económico ilícito". De hecho, llegó a ganar sendos certámenes literarios de prestigio; entre ellos el Premio Alfons El Magnànim 2015, con un importe de 10.000 euros. Si tal y como parece ha quedado demostrado que obró así, dicha condena me resulta de justicia.
Al tiempo me viene el recuerdo de aquel día en el que un adolescente copió mi cuento titulado "El amor azul marino" -curiosamente, el primero que escribí- y lo presentó al concurso literario de su colegio, obteniendo el máximo galardón. Lo supe cuando salió publicado en la web del centro y Google Alerts me lo advirtió, dado que ni siquiera le había cambiado el título.
Evidentemente, ambos episodios son muy diferentes. En el que a mí me afectaba, no hubo intención de lucro, al menos monetario. Todo se enmendó con un escrito mío, mil disculpas suyas avaladas por la dirección del colegio -no en vano, le retiraron el trofeo que había conseguido-, y esa lección de honestidad que aquel joven cuentista jamás olvidará.

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