A pesar de su edad, de que sigue en proceso de formación y de que mis conocimientos musicales son limitados, creo sinceramente que nuestro hijo Manuel toca muy bien aquel instrumento que eligió en su día: el Trombón. Ya sea en las audiciones que le hemos escuchado como alumno de Grado Profesional en el Conservatorio de Música de León, o en cada concierto en los que ha participado, sus acordes suenan de manera acompasada, consiguiendo algo imprescindible en cualquier proceso creativo: no dejar indiferente.
Esta semana, Manuel ha dado un paso más en su formación humana y musical al participar, dentro de la banda de Trombones del Conservatorio de León y la Escuela Municipal de Valverde de la Virgen, en un concierto altruista a favor del personal del Hospital de Santa Isabel.
Magistralmente dirigidos por Samuel, su director, estos pequeños artistas hicieron las delicias de los asistentes, demostrando que el talento es perfectamente compatible con la solidaridad. Vaya desde aquí nuestra gratitud y reconocimiento para todos ellos, junto a mi deseo de que su música -tanto en notas como en generosidad- nunca deje de sonar.
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