La semana pasada tuve el placer de asistir como autor a la 45ª edición de la Feria del Libro de Palencia, celebrada este año en su paseo del Salón. Allí, en la caseta de Ediciones Irreverentes-MAR Editor, estuve firmando ejemplares de toda mi obra, si bien la última de ellas resultó la más demandada: Catorce lunas menguantes, ilustrada por la genial Raquel Ordóñez Lanza, con la que hará pronto un año obtuvimos el II Premio Liliput de Narrativa Joven.
Durante esa tarde nos asaltaron también un montón de sorpresas: la visita de aquel lector a quien conocí en una edición anterior, otra charla distendida con mi amigo -y gran escritor- Asier Aparicio, el reencuentro con nuestros editores, la dedicatoria que me hizo de sus libros Joaquín Leguina... Y es que, como afirmase el maestro Cortázar, siempre he sabido que las grandes sorpresas nos esperan allí donde hayamos aprendido a no sorprendernos de nada.
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