Hoy, como cada 12 de febrero desde hace dieciséis años, se celebra el Día Mundial contra la utilización de Niños Soldados, con el objetivo de evitar que miles de menores sean empleados del modo que sea en conflictos armados. Desde el 2002, en base al símbolo propuesto por Naciones Unidas para denunciar dicho problema, a esta fecha se le denomina también Día de las Manos Rojas.
Atendiendo a la "Declaración de Ciudad del Cabo" (1997), un niño soldado es toda persona menor de 18 años que forma parte de cualquier fuerza armada regular o irregular en la capacidad que sea, lo que comprende -entre otros- cocineros, porteadores, mensajeros o cualquiera que acompañe a dichos grupos, salvo los familiares. La definición incluye a las niñas reclutadas con fines sexuales y para matrimonios forzados.
En uno de mis viajes a África tuve ocasión de conocer a un pequeño que había sido utilizado con tal fin. Aquel encuentro me sensibilizó tanto que, además de erigirme en firme defensor de esta causa, llegué a plasmarlo en mi libro "Cartas para un país sin magia". Y es que según datos de Amnistía Internacional, actualmente sigue habiendo más de 300.000 menores participando en conflictos bélicos en 86 países del mundo.
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