Hoy, domingo 2 de julio, es el Día Internacional del Palíndromo -esas palabras o frases que se leen igual de izquierda a derecha que a la inversa- por ser la fecha central del año, la que divide el calendario en dos partes iguales y un eje de simetría temporal. A fin de conmemorarlo, el Club Palindromista Internacional ha programado una serie de actividades en las que pienso participar, junto a varios centenares de palindromistas de todo el mundo: desde un maratón sobre composiciones capicúas a unas fotografías selfis a propósito de tal cita.
No obstante, lo más importante en esta fecha y desde este altavoz que constituye mi blog, radica en reivindicar esos palíndromos como un género literario propio, cargado de ingenio y originalidad, en el que he conocido autores de lo más extraordinarios. De hecho, en la biblioteca de nuestra casa asientan algunos ejemplares con sus creaciones... Y, en segundo lugar, compartir que en mi próximo libro de cuentos, "Catorce lunas nuevas" (Editorial Undergraf) dedico un guiño a esta forma de componer, convirtiendo a dos hermanos palindromistas en los protagonistas de uno de sus relatos:
- Soñad sol, aroma, sedle oído a la luna... ¡Y anúlala! Odio el desamor a los daños.
- Soñad sol, aroma, sedle oído a la luna... ¡Y anúlala! Odio el desamor a los daños.
Así que, también desde León (España), feliz Día Internacional del Palíndromo, junto a nuestro deseo de que nos sigamos contando. Al menos, mientras le una Manuel.
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