En las Bibliotecas Municipales de León, en la Biblioteca Pública de León, en los Bibliobuses de León y Soria, en la Biblioteca Pública del Estado (Zaragoza), en la Biblioteca Pública Municipal Rafael Andolz -en el barrio zaragozano de La Almozara, donde viví toda mi infancia-, en la Biblioteca Pública Municipal de San Mateo de Gallego, en la Biblioteca de Osera de Ebro -donde marcharon mis padres, tras haber compartido tanto-, en la Biblioteca del Teléfono de la Esperanza (León), en la Biblioteca Pública Juan Compañel (Vigo), en la Biblioteca del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza, en las Bibliotecas de todas las aldeas de la organización Aldeas Infantiles SOS, en la Biblioteca Pública de Ávila, en la Biblioteca Pública de Soria, en las Biblioteca Municipales de Ponferrada, en la Biblioteca de Castilla y León (Valladolid), en la Biblioteca Municipal Casa de la Capellanía -allá en Miguelturra, donde obtuviera dos premios Carta Puebla-, en la Red de Bibliotecas Públicas de Andalucía... Y desde esta semana, cualquiera de mis libros puede también encontrarse en las bibliotecas de la residencia para personas mayores Bellasol Mariana Pineda -en Zaragoza, por lo bien que se portan con nuestra amiga Carmen- y en la lúdica del Complejo Asistencial Universitario de León -donde actualmente desarrollo mi labor de médico preventivista.
Y es que, como afirmara Arturo Pérez-Reverte, también para mí una biblioteca no es un conjunto de libros leídos, sino una compañía, un refugio y un proyecto de vida.
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