Compartir con tus lectores aquello que han sentido tras leerte resulta una experiencia preciosa que, sin duda, facilitan las Ferias del Libro. Así me ha ocurrido en todas, desde la más grandiosa en Frankfurt, a la que acudí invitado por el stand del Centro del Libro de Aragón, hasta la sencilla -y no por ello menos entrañable- de Ejea de los Caballeros, en una de cuyas ediciones precisamente me estrené a este respecto.
Firmando ejemplares en la de Madrid, estuve en dos ocasiones. En una de ellas incluso me arranqué a contar cuentos a pie de caseta, convirtiéndome casi sin saberlo en una atracción más aunque fuera de programa.
Finalmente, por distintas razones con la crisis de fondo, este año no estaré allí como escritor. Eso sí: acudiré como lector y visitante. Será mañana viernes durante la tarde, tras haber recibido por la mañana en el Museo del Ferrocarril el primer premio por el X Certamen de Relatos Breves "Un tren, un viaje, una historia...", organizado por RENFE-Cercanías de Madrid. De manera que pasearé por el Retiro, visitaré diez casetas, ojearé cien novelas, charlaré con mil personas... Y compraré algunos libros, que empezaré a degustar en cuanto suba de regreso a mi tren. ¡Al fin y al cabo, yo también tengo derecho a compartir con mis escritores aquello que haya sentido al leerlos!
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