jueves, 20 de noviembre de 2014

Mi entrevista más entrañable-2

- Pregunta (P): ¿Qué le aporta escribir y qué pretende escribiendo?
- Respuesta (R): Me aporta distracción, tranquilidad, sorpresas por lo que acabas redactando y por lo que luego interprete quien te lea. Escribir es mi válvula de escape a las tensiones del día a día, sin mayores pretensiones. Bueno, una sí tengo: la de procurar ser más feliz.
- (P): ¿Para quién escribe Manuel Cortés Blanco?
- (R): Para todos y para nadie en concreto. Aunque suene vanidoso, a veces solo pienso en mí; sencilla y llanamente en disfrutar con lo que hago.
- (P): Usted cede cuanto pudiera corresponderle en concepto de derechos de autor a la ONG "Aldeas Infantiles SOS". ¿Por qué?
- (R): En mis distintos viajes por el mundo he acabado constatando que los niños (junto a las mujeres y las personas mayores) son siempre el grupo más vulnerable ante las injusticias.  Por eso tuve claro que donaría esa cantidad a una ONG que trabajase en favor de sus derechos. Y sé por experiencia que “Aldeas Infantiles SOS” lo hace magníficamente. Yo con ello, y con todo lo demás que me ofrece la Literatura, ya me siento suficientemente pagado.
- (P): Si tuviera que quedarse con uno solo de sus libros, ¿con cuál se quedaría?
- (R): Con “El amor azul marino”, por ser mi ópera prima. Sin ese primer paso, no habría habido más.
- (P): ¿Qué tipo de libros lee usted y cuál es su libro favorito?
- (R): Me encanta leer. De hecho, creo que para escribir es necesario haber leído mucho. Sin embargo, no soy fiel a un género o a unos autores concretos. Leo de todo y de todos. Por eso, elegir una sola obra como mi preferida sería difícil y osado. Si me guardan el secreto, escogería “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez.
- (P): Autor favorito y por qué.
- (R): El propio Gabo. Nadie como él para acariciar el alma con sus renglones.
- (P): ¿Considera que ya ha escrito su obra maestra?
- (R): Nunca me lo he planteado y tampoco lo pretendo. Mi aspiración es escribir mejor cada día… pero sobre todo disfrutar más cada día que escribo.

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