En su definición clásica, el filandón es una reunión que se realiza por las noches después de cenar, en la que se cuentan historias en voz alta a la vez que se trabaja en alguna actividad manual (por lo general, textil). Dicha reunión solía hacerse en el propio hogar, con sus participantes sentados en bancadas.
Ayer tuve el gusto de participar en uno de esos filandones en un contexto sin igual: el Centro de Interpretación Textil del municipio leonés de Val de San Lorenzo. Allí, entre mantas, cordeles y telares, compartí mis relatos junto a dos escritoras que narran los suyos de maravilla: Mercedes G. Rojo y Manuela Bodas... sumándose también a esa fiesta de la palabra muchos de los asistentes, que no dejaron de recordar anécdotas y detalles de tantos filandones de antaño.
El cuento "El amor azul marino" cerró mi intervención, si bien tardará mucho a cerrarse esa vivencia entrañable de haber estado en la cuna de aquellas reuniones.
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