miércoles, 22 de mayo de 2013

Entrevista para Notimex

Os adjunto un extracto de la entrevista que en su día me hicieron desde la agencia mexicana Notimex con motivo de la publicación de mi obra Mi planeta de chocolate, a fin de que me conozcáis un poco mejor:


Pregunta (P): En sus libros narra muchos de sus viajes por el mundo. ¿Aparece allí México o algún otro país latinoamericano?
Respuesta (R): En efecto. He visitado Perú, Costa Rica, Argentina y un poco de Brasil y México. Todo muy lindo. Sin embargo, en Cartas para un país sin magia preferí centrarme en los viajes realizados como médico epidemiólogo a Benin en África Central, los Balcanes durante la guerra en la Antigua Yugoslavia, Oriente Medio... Se trata de una colección de relatos en la que, partiendo de las experiencias vividas, invito de nuevo a la reflexión.
(P): Usted ha donado siempre los derechos de autor en favor de Aldeas Infantiles, ¿es la mejor demostración de que escribe por amor a la literatura, y de que, fundamentalmente, los cuentos son para los niños?
(R): Siempre he dicho que la Medicina es mi vocación, la profesión de la que vivo. Y que la Literatura es mi pasión, esa afición que ocupa mi tiempo libre. Escribiendo disfruto como nadie, soy feliz. Y a ello añado la capacidad de compartir esa sensación con mis lectores. Con ello me siento suficientemente pagado.
Por eso, y porque he colaborado activamente con Aldeas Infantiles SOS (cuya labor a favor de la infancia resulta encomiable), he cedido a esta ONG los derechos de autor de toda mi obra. Es una cuestión de coherencia.
(P): Además de autodenominado cuentista, usted es cuentacuentos, ¿en qué contextos? ¿Cómo hace para convertirse en narrador?
(R): En efecto, me identifico plenamente con la palabra cuentista. Cuentista porque utilizo el cuento para expresar lo que siento, por pertenecer a una familia que se cuenta las cosas. Mis dos primeros libros abordan este género literario, mientras que en Mi planeta de chocolate el protagonista es un enamorado de los mismos.
Y me encanta la palabra cuentacuentos. De hecho, en España he participado en distintos certámenes al respecto. También he realizado sesiones ante niños, personas mayores institucionalizadas y últimamente con alumnos de enseñanza secundaria. Siempre de una manera altruista.
Para ser narrador solo hay que tener algo que contar, creer en ello y contarlo. Porque los cuentos  gozan de un don especial: además de ser muy útiles para la transmisión de valores, son capaces de generar emociones en quien los escucha. Y eso, créanme, es magia en estado puro.

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