La primera vez que alguien me habló de Cuento Cuentos Contigo, me llevé una grata sorpresa: existe un grupo de personas capaces de reunirse en un pequeño local para esculpir historias desde la magia de la palabra. ¡Por fin había encontrado otros soñadores como yo!
A aquella sesión de viernes lluvioso acudí casi de incógnito... ¡Por si acaso! Allí encontraría un arcoíris de narradores y ese paraguas entrañable a modo de anfitriona llamada Flor. La experiencia fue preciosa... Y decidí repetir.
Al tiempo, la misma Flor me invitó a participar. Entonces, como homenaje a la persona que más cuentos ha contado en mi vida -nuestro abuelo cuentista Ildefonso Cortés-, compartí su romance con el mar.
Luego volví solo, otra vez con Manuel pequeño, una tercera con mi amigo Jesús Vidal. Conocí a Julia entre algún relato, bromeé con Marcelo sobre nuestros equipos argentinos de fútbol, Alejandro nos hizo varias fotos... Y siempre me sentí como en casa pues, al fin y al cabo, los cuentos eran el hogar común de todos los asistentes.
Últimamente, por razones familiares y de trabajo, acudo a sus encuentros menos de lo que querría. No obstante sigo soñando, sintiendo muy cerca cada Cuento Cuentos Contigo; ese lugar mágico que hoy cumple cinco años -nació casi a la vez que mi Sirenita-, al que felicito de corazón y al que sé que siempre podré regresar.
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