Fue el ensayista norteamericano Hamilton Wright Mabi quien aseguró refiriéndose a la Navidad que bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor. El genial Charles Dickens prometió honrar las Navidades en su corazón y procurar conservarlas durante todo el año. La exploradora angloitaliana Freya Madeline Stark afirmaría que la Navidad no es un acontecimiento, sino una parte de su hogar que uno lleva siempre en su corazón...
Aun estando de acuerdo con ellas, me sigo quedando con la cita de nuestro escritor y guionista de cine José Luis Olaizola: lo primero que hace falta para ser feliz en Navidad es ser feliz sin que sea Navidad.
Desde ese sentimiento, comparto en estas fechas mil sonrisas junto a mis mejores deseos para todos.
Es un placer, un honor y un regalo para mí participar mañana jueves 20 de diciembre como invitado en el "I Ciclo de Médicos y Escritores" del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza (COMZ). Será en la sede del Colegio (Paseo Ruiseñores 2), en su Salón Ramón y Cajal, a partir de las ocho de la tarde, bajo la coordinación de mi colega y amigo Wenceslao Varona.
Allí contaré algún que otro cuento, desvelando de paso alguna de las curiosidades de esa doble vocación: la de médico y la de escritor... Y siempre sin olvidar, por supuesto, mi condición de persona.
Como socio de base del Teléfono de la Esperanza, en León, me complace dar difusión a las muchas actividades que desde él se realizan. Todas oportunas, todas interesantísimas.
También, por supuesto, a aquellos eventos que tienen que ver con dicha ONG.
Este es el caso del que se celebrará mañana martes 18 de diciembre, a las 19:30 horas, en el Auditorio Ciudad de León: un concierto con banda de Música, coros y orquesta, a beneficio de ese Teléfono de la Esperanza, enmarcado en el "Ciclo de Conciertos de Navidad 2018" del Conservatorio de León.
Allí acudiremos, allí compartiremos ese don de la escucha... Y, como siempre decimos los cuentistas, nos seguiremos contando.
Compartimos la reseña periodística publicada a propósito de nuestra participación como cuentacuentos en las XVIII Jornadas del Libro celebradas en el municipio segoviano de Sebúlcor -capitaneadas por nuestro amigo Adolfo, de Enclave Multicultural- durante el pasado mes de octubre. Allí tuve el honor de inaugurar las mismas con una actuación titulada Desde el corazón de una provincia de cuento, así como de intervenir con otro de mis relatos -concretamente el titulado Mi trocito de bizcocho, incluido en nuestro libro "Catorce lunas llenas"- en un taller de ilustración dirigido por esa maga de las imágenes que se llama Raquel Ordóñez Lanza.
Como cuentacuentos he tenido la suerte de actuar ante públicos muy distintos: pequeños de una guardería, personas mayores en una residencia, internos en algún módulo penitenciario, inmigrantes en ese campo de refugiados, mis colegas médicos en las Bodas de Plata de nuestra promoción... Pero sin duda, ninguno tan entrañable como los niños ingresados en un hospital.
Ante ellos actué en dos ocasiones: la primera -hace ya muchos años- junto a una institución de beneficiencia, y la segunda en aquellas VIII Jornadas de Lectura de Cuentos "Un cuento, una sonrisa" -organizadas por la Asociación Aragonesa de Escritores, a la que pertenezco, y capitaneadas por una autora incansable, Mª Pilar Callizo- que este año alcanzan su décimonovena edición.
Precisamente en esta semana se celebran dichas jornadas en la planta de Oncopediatría y el Aula Hospitalaria del Hospital Miguel Servet (Infantil) de Zaragoza, con la participación -entre otros- de esa amiga extraordinaria que también me ha presentado la Literatura: Mª Pilar Hernandis.
Mil gracias de corazón a cuantos hacen posible una iniciativa tan especial... Y como siempre decimos los cuentistas, que nunca nos dejemos de contar.
