Como cada fin de año, acostumbro a hacer balance. Debo reconocer que este 2016 que en nada termina ha resultado muy bueno, literariamente hablando. He participado en diversos filandones y cuentacuentos (desde aquella primera sesión en la Feria del Libro de Burela hasta esta última en la guardería de mi pequeña Amalia), he escrito mis relatos para tres antologías (Lisboa, Valladolid y Londres, editadas por MAR Editor), he publicado mi obra "Catorce lunas llenas", he comenzado otra nueva y he acabado consiguiendo dos reconocimientos de relevancia: el primer premio del X Certamen de Relatos Breves "Un tren, un viaje, una historia" y el XXXVIII Certamen Literario Carta Puebla, en su modalidad de libro de cuentos. Sé que son resultados sencillos, pero sé también que con ellos mi vida se vive mejor.
Para este 2017 que en nada asoma, sigo pidiendo sonrisas en forma de salud. Sobre todo desde que leí aquella frase de ese genio llamado Woody Allen, en la que aseguraba con acierto que "lo mejor que te pueden decir en la vida no es Te quiero, sino ¡Es benigno!".
Sea como fuere, feliz Año Nuevo para todos en el que, como siempre decimos los cuentistas, no nos dejaremos de contar.
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