León se viste de ilusiones en cada Navidad gracias a su Festival Internacional de Magia. Por unos días los magos conquistan cada uno de sus rincones, poniendo a prueba su varita, sus naipes o su chistera.
Este pasado fin de semana, en el Auditorio Ciudad de León, llegó el turno de "El Maravillador", un espectáculo a cargo de MagoMigue y Javier Parra que resultó sencillamente extraordinario.
Durante una hora y media ininterrumpida, la gala derrochó números imposibles, diversión, talento a raudales, implicación del público -el juego de la carta rota que hicimos todos no puede ser más sorprendente- y buen humor que pintó mil sonrisas en cada uno de los asistentes. Otra noche MÁGICA, subrayada, en negrita y en cursiva, encabezada por ese genio llamado MagoMigue que volvió a darlo todo sobre un escenario, demostrando con creces que la Magia existe... Solo es cuestión de creer en ella.
Lo dijo la escritora americana Erma Bombeck: "No hay nada más triste en este mundo que despertarse la mañana de Navidad y no ser un niño"... Y quizá lleve razón. Como la tiene Eduardo Galeano cuando afirma que "mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo".
Para todos, incluso para esos mayores que al margen de la edad olvidaron su infancia, ¡Feliz feliz Navidad!
Las vacaciones podrán ser largas o cortas, pero sin duda son siempre necesarias. Con motivo de una escapada en este puente de la Constitución a esa Cantabria infinita, nos alojamos por una noche en la Casona de los Caballeros ubicada en el barrio de Vispieres, perteneciente al municipio de Santillana del Mar. Se trata de una casona-palacio montañesa incluida en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria, reedificada a principios del siglo XVIII y que perteneció a la familia del ilustre D. Leonardo Torres-Quevedo, inventor del funicular. En uno de los salones de época de este espacio con tanta historia, improvisamos otra emotiva sesión de cuentacuentos. Dado que habíamos pasado la jornada en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, los relatos sobre animales parecían obligados. Y así, saqué de mi repertorio algunos tan emblemáticos como "La risa entrecortada de las hienas" (incluido en el libro solidario "Cinco cuentos en tu mano"), "El guepardo y la tortuga" (de la antología "Cuentos desde la diversidad"), "La luna y el lobo" (de "Nanas para un Principito") o "Mi globo más grande" (de la colección "Cuentos para compartir", a beneficio de ASPANOA)... Para acabar terminando, máxime estando tan cerca del Cantábrico, con una nueva versión de ese "El amor azul marino" que siempre nos acompaña.
Desde hoy y hasta el próximo 15 de diciembre, en el aula hospitalaria y en el servicio de Oncopediatría del Hospital Universitario Miguel Servet, de Zaragoza, va a celebrarse otra edición de una iniciativa extraordinaria: las XIII Jornadas de Lectura de Cuentos "Un cuento, una sonrisa". Organizado por la Asociación Aragonesa de Escritores y coordinado por la escritora Mª Pilar Teresa Callizo -con quien ya tuve el gusto de participar en la edición del libro solidario "Cuentos para compartir"-, este evento pretende llevar muchos relatos a esos pequeños que debido a su salud deben estar ingresados en un hospital. Autores de la categoría de Antón Castro, Trinidad Ruiz Marcellán, Carmen Aliaga o la propia Mª Pilar participan altruistamente en esta edición leyendo distintas historias, al igual que yo en la de hace dos años. Sin duda, resultó una experiencia preciosa. Y por entonces, mi cuento "El amor azul marino" tampoco faltó.
